jueves, 21 de septiembre de 2017

Las cartas de Constanza.- II



Pareciera que mis dedos no pueden dejar de escribir, ni mi corazón de sentir, en esas andamos el café La Cabaña, tu ausencia y yo. Estoy comiendo un strudel de manzana, bebiendo un mokaccino y preguntándome si esa memoria tuya en algún momento del día a día, de todos los años que se han ido acumulando, es víctima de nuestros recuerdos, ¿sucumbes a ellos? o a penas los vislumbras sacudes tu cabeza a modo de aniquilamiento, o es que de tantos nuevos recuerdos, nuevos labios, nuevos cuerpos, nuestros recuerdos no son ni eso.

Que sepas que al strudel le faltó canela, CANELA, recordarás las innumerables ocasiones en que compartíamos el café, ese capuccino al que siempre le agregaba un extra de canela, ritual que lo aprendiste y después eras tú quien le hacía la observación al mesero. O tal vez aquél domingo en la tarde, hacíamos las compras en el pequeño supermercado de tu pueblo, me preguntaste si recordaría esos momentos "Dios no lo quiera" lo nuestro terminaba, te contesté que no podría vivir si esos momentos.  Las sandeces que en honor al amor se dicen, aquí estoy tan viva como aquél pez en una diminuta bola de cristal, sí, a veces "boqueo", a veces me muero, a veces revivo, a veces creo hacerlo. 

No creas que he olvidado tu cumpleaños, no, como si fuera posible que el trece de septiembre saliera de mi memoria. Eché mis deseos al viento, con el afán que la lluvia, el viento o la Luna, quien quiera que se, te entregue como cada año, el calor de mis brazos, el sabor de mi beso y el agua de mis ojos. ¿Comiste pastel? ¿Te hicieron una fiesta sorpresa? Como aquella en la que fingí ocuparme, en la que no podría pasar contigo ese día especial. Ese día en que poco me importó que mi madre llegara de visita, que la escuela me demandara atenciones; ese día te sorprendí como nunca, así como nunca olvidaré la mirada que me entregabas cuando estabas entrando a la sala de tu casa, entre globos y felicitaciones, tu único foco de atención era caminar hacia mí. Nadie me contó sobre la cara que yo tenía, pero debió ser una jodidamente boba; cuando por fin  llegaste a mi lado, me abrazaste, no, te aferraste a mí, con tanta fuerza y calidez que en todos estos años ese abrazo me ha alcanzado, más o menos, tampoco es como si mi memoria fuera mágica y los recuerdos fueran como esas calcomanías, con aroma y textura. Ese día fue sin temor a equívocos, uno de los mejores de tu vida, y por tanto de la mía. Ya sabes, por aquella forma extraña en la que funciona amar a alguien: si tú eres feliz, yo lo soy.

Nunca he sabido como despedirme en las cartas, nunca encuentro la oración o el párrafo perfecto para dejar de escribir, ya vez, han habido cartas que incluso no tienen despedida, que de buenas a primeras sólo te encuentras con mi nombre a modo de firma. Hoy te dejo con esto: 
"Te amo, de aquí a la luna, de la luna al sol y del sol al infinito"... ¿Te suena?  yo odio esas palabras, tan huecas, tan falsas.

Con menos amor que ayer, Constanza. 



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Las cartas de Constanza nace en mi antiguo blog, me gustó mucho, dejemos que Constanza siga escribiendo cartas. 

Saludos, reciban un cálido abrazo.

Mily Murillo 

viernes, 11 de agosto de 2017

Regreso a mis letras cuantas vidas sean necesarias


Llena de magia mis sueños, señora luna
Sigue colándote por la ventana,
Abrázame el alma
Hasta que la esperanza despierte junto con el sol.

Mily Murillo


miércoles, 7 de diciembre de 2016

Un rayo de esperanza


Tu abrazo llegó cuando mi alma moría de frío, 
un abrazo amistoso, cálido y reconfortante.
Sin duda la vida tiene esos pequeños detalles que 
suelen pintar de colores cualquier atmósfera gris.

Y sí, sólo me bastó ese abrazo para coger impulso, 
para seguir mi camino con una luz de esperanza.
Creyendo en que allá afuera hay gente de buena voluntad, 
corazones que aman y a los que se les puede amar.

Mily Murillo 




lunes, 14 de noviembre de 2016

Lágrimas congeladas






La relatividad del tiempo

Tú buscando una canción que cure el alma

En días agitados

Cascadas de lágrimas congeladas.

Deseas un café de olla

Un paseo por las calles de tu pueblo

El aroma de un pan recién horneado

Las hojas de otoño acompañan tus pasos.

Mientras que los sueños robados 

Se desvanecen 

A merced del calendario

La relatividad del tiempo, 

Insisto.



Mily Murillo 






viernes, 11 de noviembre de 2016

Durazno II


   Pues resulta que soy yo la puñetas que encontró tu cadáver. Quién me viera en el bar de siempre pero en la mesa más escondida, bebiendo un maldito trago dulce que mi paladar lo transforma en amargo, entre mis dedos está quemándose uno de tus cigarrillos. Concuerdo contigo, no sé si termina de gustarme este sabor a durazno y a menta. Hey tú, la del sesenta y ocho, quién te ha dado el derecho a "cagarle" la existencia a alguien más, quien te crees, bueno, quién creíste ser al momento de escribir la nota de suicidio más tonta del mundo. Quiero que sepas que te fumaste seis cigarros, que me han quedado catorce, bueno, trece, que sepas que han pasado treinta y cinco días, y desde entonces no hay en mi mente ninguna otra imagen que no sea la de tu pálido cuerpo sobre el sillón púrpura, esa sonrisa diáfana en tu rostro, esa maldita sonrisa de tu hermoso rostro. ¿De qué planeta eras? quién luce con tanta belleza en un charco de sangre, con la vida resuelta,  el alma ausente y la muerte cubriendo su cuerpo con la rudeza propia de los infiernos. ¿Brindar por ti? qué va, estoy bebiendo porque lo necesito, insisto, quién puñetas te crees que eres, por qué dejas a alguien más la estúpida labor de fumarse tus cigarrillos, por qué tengo que pensar en tus motivos, por qué tengo la necesidad de ir a tu departamento y hurgar entre tus cosas. Hace treinta y cinco días que tu llave anda en mi cartera, que no duermo, que deambulo en mi habitación, nota en mano, que al día siguiente soy  la sombra de quién solía ser antes de aquél servicio que se me asignó. Supongo que escribirle una carta a un fantasma y fumar sus cigarrillos son "Cosas de bar"...

Mily Murillo 

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Silencios


   Los silencios se van acumulando, el de la noche anterior, el de esta mañana, el de hace un momento; los silencios son gritos desesperados, son palabras que se mueren camino a su expulsión, son pensamientos congelados y diáfanos, son cadenas, son anclas que se tiran en la profundidad de un desconocido lago. Vives el silencio con dosis de café, nicotina, páginas leídas, otras tantas escritas; sin embargo, el silencio es como el salitre, corroe. No queda más que lamerte las heridas, saborear la sangre, pretender que ya no duele, tener el registro de su intensidad. Los silencios que surgen con el sol son los más dolorosos, los que se multiplican acaloradamente, mientras que los de la noche son tranquilos, son pausados, son menos que en el día, porque en medio de las sombras, de la luna, del gato en la azotea, deambulado por los pasillos,  del café y del cigarro, de la música... los silencios hablan, se abren espacio en el alma, se expulsan a través de las lágrimas, de las palabras.



Mily Murillo 





lunes, 7 de noviembre de 2016

Durazno


Un cigarro,
La sangre hirviendo
 -no,  no por pasión-.
No de esa.

Afuera hay luna,
Aquí el humo del cigarro se confunde con el caos de mis adentros.

Quiero un trago,  dulce por favor, que de tragos amargos ya he tenido suficientes. Y este cigarro con sabor a fruta no termina de gustarme.
Sí,  he vuelto a fumar,  hace un mes compré la cajetilla, tal vez he fumado seis y es mucho. ¿A quién le escribo,  quién leerá esto?

Es la nota de suicidio más tonta que nadie ha leído jamás. Amigo,  amiga, no sé quién puñetas encontrará mi cadáver,  hazme un favor. Termina de fumarte mis cigarrillos, tómate un trago dulce, tira estas palabras en el fondo del mar, si puedes, alguna vez después de este día, recuerda a la del departamento 68 para que sepas lo que se debe hacer y lo que no en la vida.

Mily Murillo




sábado, 23 de julio de 2016

Cita clandestina


Pareciera que esta mañana la luna se resiste a marcharse,  como si de un amante se tratara,  en medio de la cita clandestina que le hace latir el corazón.

Mily Murillo




viernes, 15 de abril de 2016

Brea


En las sombras
El dolor,
En tus ojos
El olvido.
Emociones de color ocre
Lágrimas de brea,
Cielo efervescente
Alma prisionera

Mily Murillo


viernes, 4 de marzo de 2016

Atardecer en la Isla




Apaga la luz del día,
Cubre tu rostro universal,
Baja el manto de luna y estrellas. 

Mily Murillo 

miércoles, 10 de febrero de 2016

Cosas de bar



Una copa, un cigarro, un bar sin gente, un cantinero que no converse, no más de diez grados en la temperatura ambiente, el móvil estrellado en cualquier pared, que al segundo trago cierre los ojos y al abrirlos despierte en aquella casa de piedra fría pero de cálida chimenea, la casa en un pueblo lejano, la que posee un librero empolvado y un aire de misterio. Es lo que deseaba para esa noche; sin embargo, un extraño le ofrece fuego, el bar está lleno, el cantinero habla hasta por los codos, le han servido ya tres copas, el móvil sobrevive, el calor aumenta y aún no cierra los ojos.



Mily Murillo






martes, 2 de febrero de 2016

Espera



Mientras espero,
le he tomado gusto al sofá destartalado,
al sitio web que me enseña a cocinar Kimbap y Kimchi,
a soñar que una buena mañana despertaré en Seúl o en las Islas de Jeju.

Mientras espero,
le he tomado gusto a  pretender que después del viernes llega el lunes,
a que sea lunes y dar gracias a Dios porque el domingo terminó,

Mientras espero,
le he tomado gusto a La Cabaña, el café solitario de la olvidada Plaza Real,
a comer uvas cuando cae la tarde.

Mientras espero,
le he tomado gusto a esta sensación en el pecho, ese no se qué que aumenta o disminuye según salga el sol o la luna...

Ha sido una espera muy larga,
aunque he de confesar que no siempre he esperado, otras tantas he salido a buscarle. Pero en la cancha o en la banca, el amor sigue de turista por alguna playa lejana.


Mily Murillo






jueves, 24 de diciembre de 2015

Noche buena






Es navidad. 
despierten corazones, 
vibren con las campanadas de la media noche, 
alumbren sus  vidas con la promesa que trae el nacimiento de Jesús.



Mily Murillo


Amigos lectores les deseo infinita luz y armonía en sus corazones. Infinito agradecimiento por su estar, por el apoyo brindado en mi anterior blog y por llegar también aquí. Feliz Navidad amigos. besos y abrazos

lunes, 21 de diciembre de 2015

Esquina


Que te hieran,
Que lo permitas,
Que sufras,
Que sea una y otra vez.

Cuántas vidas tiene tu corazón,
Ese que pones de pecho y sin escudo,
El que recibe las balas,
Que le inyectan odio y desprecio.

Conocerás a caso la dignidad,
Algún día cuando te canse el dolor,
Y busques esquina donde apaciguar los golpes...

Mily Murillo



domingo, 4 de octubre de 2015

Naufragio


Érase una vez un barco que naufragó durante trece años. El antes y durante de ese naufragio es mención aparte, pues hoy la historia de los mares bravíos se ha escrito, el barco llegó a su Puerto, tiró ancla, está en el muelle, a salvo...

Mily Murillo

jueves, 10 de septiembre de 2015

De palabras y otras cosas



                                 -

Palabras, a veces menos y otras más; las que calla y las que dice, las que destroza en su mente antes de pensar en pronunciar, las que pronuncia sin pensar. 

                                  -

          
                             Mily Murillo 



jueves, 27 de agosto de 2015

Mi estación treinta y dos



He llegado,
Mi arribo ha sido en una mañana nublada,
De esas que en agosto suceden a menudo
Como firme promesa del otoño.

La estación treinta y dos se miraba muy lejana, pero el tren ha sido rápido, el viaje abrupto y las emociones encontradas. Estoy aquí, como la palabra empeñada de un otoño que arrope el alma y guarde los secretos que deben ser callados, y grite al viento los que han de ser escuchados.

Agosto es una tregua, 
Es un cálido abrazo, es la llegada al muelle tras un naufragio, es el calor de la hoguera, la luz del sol y la miel de la luna. Se murmura que en dicha estación se llevan a cabo todas las rutas perdidas, los viajes aplazados.

II

En la vida terrenal hay tres momentos: cuando naces, cuando renaces y cuando mueres. Nací hace treinta y dos años, también fue una mañana nublada, nací con la nostalgia del verano que se va lento y la víspera de un otoño anaranjado. 

Renací hace poco, me levanté de entre los cadáveres de sueños e ilusiones; me arranqué de las garras de las sombras, me sacudí las cenizas, me volqué en los brazos de la vida. Atrás quedó la estación del luto, donde morí simbólicamente, desde adentro, desde el alma.

El tren ya se escuchaba a lo lejos, pero tenía que morir para renacer, pues con los harapos de un alma martirizada no podría abordar. Tuve que apresurar mi muerte, lo hice el mes de julio, morir y renacer en paralelo. En la transición aprendí lo ignorado, observé lo negado y acepté el ritmo natural del Universo.

Era media noche cuando me volví a la vida, cuando pasó el tren,  cuando mente-cuerpo-alma arribaron a la estación treinta y dos...



El veintisiete de agosto número treinta y dos, feliz cumpleaños para mí.


Mily Murillo