lunes, 14 de noviembre de 2016

Lágrimas congeladas






La relatividad del tiempo

Tú buscando una canción que cure el alma

En días agitados

Cascadas de lágrimas congeladas.

Deseas un café de olla

Un paseo por las calles de tu pueblo

El aroma de un pan recién horneado

Las hojas de otoño acompañan tus pasos.

Mientras que los sueños robados 

Se desvanecen 

A merced del calendario

La relatividad del tiempo, 

Insisto.



Mily Murillo 






viernes, 11 de noviembre de 2016

Durazno II


   Pues resulta que soy yo la puñetas que encontró tu cadáver. Quién me viera en el bar de siempre pero en la mesa más escondida, bebiendo un maldito trago dulce que mi paladar lo transforma en amargo, entre mis dedos está quemándose uno de tus cigarrillos. Concuerdo contigo, no sé si termina de gustarme este sabor a durazno y a menta. Hey tú, la del sesenta y ocho, quién te ha dado el derecho a "cagarle" la existencia a alguien más, quien te crees, bueno, quién creíste ser al momento de escribir la nota de suicidio más tonta del mundo. Quiero que sepas que te fumaste seis cigarros, que me han quedado catorce, bueno, trece, que sepas que han pasado treinta y cinco días, y desde entonces no hay en mi mente ninguna otra imagen que no sea la de tu pálido cuerpo sobre el sillón púrpura, esa sonrisa diáfana en tu rostro, esa maldita sonrisa de tu hermoso rostro. ¿De qué planeta eras? quién luce con tanta belleza en un charco de sangre, con la vida resuelta,  el alma ausente y la muerte cubriendo su cuerpo con la rudeza propia de los infiernos. ¿Brindar por ti? qué va, estoy bebiendo porque lo necesito, insisto, quién puñetas te crees que eres, por qué dejas a alguien más la estúpida labor de fumarse tus cigarrillos, por qué tengo que pensar en tus motivos, por qué tengo la necesidad de ir a tu departamento y hurgar entre tus cosas. Hace treinta y cinco días que tu llave anda en mi cartera, que no duermo, que deambulo en mi habitación, nota en mano, que al día siguiente soy  la sombra de quién solía ser antes de aquél servicio que se me asignó. Supongo que escribirle una carta a un fantasma y fumar sus cigarrillos son "Cosas de bar"...

Mily Murillo 

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Silencios


   Los silencios se van acumulando, el de la noche anterior, el de esta mañana, el de hace un momento; los silencios son gritos desesperados, son palabras que se mueren camino a su expulsión, son pensamientos congelados y diáfanos, son cadenas, son anclas que se tiran en la profundidad de un desconocido lago. Vives el silencio con dosis de café, nicotina, páginas leídas, otras tantas escritas; sin embargo, el silencio es como el salitre, corroe. No queda más que lamerte las heridas, saborear la sangre, pretender que ya no duele, tener el registro de su intensidad. Los silencios que surgen con el sol son los más dolorosos, los que se multiplican acaloradamente, mientras que los de la noche son tranquilos, son pausados, son menos que en el día, porque en medio de las sombras, de la luna, del gato en la azotea, deambulado por los pasillos,  del café y del cigarro, de la música... los silencios hablan, se abren espacio en el alma, se expulsan a través de las lágrimas, de las palabras.



Mily Murillo 





lunes, 7 de noviembre de 2016

Durazno


Un cigarro,
La sangre hirviendo
 -no,  no por pasión-.
No de esa.

Afuera hay luna,
Aquí el humo del cigarro se confunde con el caos de mis adentros.

Quiero un trago,  dulce por favor, que de tragos amargos ya he tenido suficientes. Y este cigarro con sabor a fruta no termina de gustarme.
Sí,  he vuelto a fumar,  hace un mes compré la cajetilla, tal vez he fumado seis y es mucho. ¿A quién le escribo,  quién leerá esto?

Es la nota de suicidio más tonta que nadie ha leído jamás. Amigo,  amiga, no sé quién puñetas encontrará mi cadáver,  hazme un favor. Termina de fumarte mis cigarrillos, tómate un trago dulce, tira estas palabras en el fondo del mar, si puedes, alguna vez después de este día, recuerda a la del departamento 68 para que sepas lo que se debe hacer y lo que no en la vida.

Mily Murillo